domingo, 25 de septiembre de 2011

Gracias pena por hacerme feliz

Hace mucho tiempo que no escribo, porque he estado muy ocupada, con pegas y mis cuestionamientos usuales de la vida, del trabajo, la vocación, amor, relaciones interpersonales, etcétera... Pero he vuelto, porque hoy es día de agradecer.

No se trata de cualquier tipo de agradecimiento, porque es gratitud hacia algo que en general no despierta ese tipo de sentimientos. Quiero dar las gracias a la pena. Porque la pena en el pasado me hizo salir a vagar por las calles de Santiago, sin rumbo... pasando las situaciones más anecdóticas, conociendo lugares que nunca habría visitado de no ser por la tristeza que me embargaba. Esa misma pena maldita me hizo hace algún tiempo tener mi época más creativa en la vida, en todo sentido, escribiendo, escribiendo y escribiendo. Pena estúpida que cuando estuvo en su nivel más alto me hizo enfocarme mucho más en mi carrera universitaria y me llevó a tener el mejor rendimiento de mi vida. Y quiero agradecer a la pena de amor más grande que he tenido, que me hizo darme cuenta, hace unos años ya, que lo más importante es amarme yo primero y de pasada me cerró la garganta y el estómago, haciéndome bajar los kilos que me sobraban desde siempre.

Gracias a la pena que siento hoy, que me hace escribir estas líneas en mi blog, gracias a la pena que siento, que me hace revisar toda mi vida otra vez y cuestionar todo, abrir los ojos y no conformarme con el presente, porque siempre podemos ser mejores. Quiero agradecer a mi pena presente, porque me hace parar y tomarme el descanso que tanto he necesitado desde hace varios meses. Gracias pena que me haces salir a vagar en bicicleta, pedaleando horas, sin rumbo. Me has hecho conocer lugares tan bonitos y llegar a conclusiones tan claras. Siento gratitud por esta pena que me hace buscar el refugio de mi familia, y redescubrir lo linda que es.

A veces disfruto en cierta forma tener pena, porque pueden resultar las cosas más hermosas e increíbles, si ponemos atención a nuestro sufrimiento y dejamos que fluya.

Por eso, considerando los momentos alegres, lo sabroso de la vida, los éxitos y también con los fracasos, las circunstancias más adversas y las pérdidas más amargas, me declaro completamente feliz, a pesar de que no tengo ni la más remota idea de cómo resolver lo que hoy me hace sufrir.

Imagen: http://www.floresderegalo.cl/flo.html